Último Primer Día, la polémica tradición estudiantil que preocupa a escuelas y familias

    Cada año, miles de estudiantes celebran el inicio de su último año de secundaria con el Último Primer Día (UPD), una tradición que genera entusiasmo entre los jóvenes pero también preocupación en padres, docentes y autoridades. El consumo de alcohol, la falta de control y los posibles excesos han convertido esta celebración en un debate sobre los límites de la diversión y la seguridad.

    23/02/2025 Expreso Mendoza

    Con la llegada de marzo y el inicio del ciclo lectivo, una tradición se repite en escuelas secundarias de todo el país: el Último Primer Día (UPD). Lo que comenzó como una celebración simbólica para los estudiantes que inician su último año de secundaria, se ha transformado en un fenómeno que genera preocupación en padres, docentes y autoridades debido a los excesos que suelen acompañarlo.

    El Último Primer Día es una fiesta que los estudiantes de quinto año organizan la noche previa al inicio de clases para celebrar el comienzo de su último año escolar. La idea es amanecer juntos y luego asistir a la escuela en grupo, marcando el inicio de una etapa que, para muchos, simboliza el paso hacia la adultez.

    Sin embargo, en los últimos años, la celebración ha escalado en intensidad y descontrol. El consumo de alcohol, incluso entre menores de edad, la música a alto volumen durante la madrugada y la falta de control han convertido este evento en un problema para las familias, las autoridades escolares y hasta para los vecinos que deben lidiar con los disturbios.

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    Para los estudiantes, el UPD es una fecha esperada con entusiasmo. Lo ven como un momento único de camaradería y un ritual de despedida del secundario. Muchos argumentan que es una forma de reforzar los lazos entre compañeros y crear recuerdos inolvidables.

    Pero para los padres y docentes, la celebración genera inquietud. La mezcla de alcohol, falta de sueño y la presión social para participar puede derivar en situaciones de riesgo, desde peleas hasta accidentes. "No se trata de prohibir la diversión, sino de evitar los excesos que pueden traer consecuencias graves", explica Mariana Torres, directora de una escuela en Mendoza.

    Además, las instituciones educativas suelen enfrentar un dilema: permitir que los estudiantes asistan a clase en condiciones poco óptimas o tomar medidas disciplinarias que muchas veces resultan impopulares entre los alumnos y sus familias. Algunas escuelas han implementado estrategias como charlas de concientización y controles de ingreso más estrictos para evitar desmanes.

    Ante el crecimiento del UPD y sus potenciales riesgos, muchas provincias han comenzado a tomar cartas en el asunto. Algunas medidas incluyen:

    Controles de alcoholemia en los accesos a las escuelas

    Charlas preventivas en los últimos años del secundario

    Campañas de concientización para padres y alumnos

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    Sin embargo, muchos especialistas sostienen que la clave no está en la prohibición, sino en la educación. "Es importante que los chicos aprendan a celebrar de manera responsable, con el apoyo y supervisión de los adultos", señala la psicopedagoga Carolina Méndez.

    Mientras algunos defienden el UPD como una tradición estudiantil que debe mantenerse, otros creen que se ha convertido en un evento fuera de control que necesita ser reformulado. Lo cierto es que la discusión sigue vigente y cada año surgen nuevas estrategias para encontrar un equilibrio entre la celebración y la seguridad de los jóvenes.

    ¿Qué opinás sobre el UPD? ¿Debe regularse más o es solo parte de la experiencia adolescente?

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