A 39 años de We Are the World, el himno solidario marcado por egos, peleas y anécdotas inolvidables

El 7 de marzo de 1985, el mundo escuchó por primera vez We Are the World, la canción que reunió a las mayores estrellas de la música en un acto sin precedentes. Escrita por Michael Jackson y Lionel Richie, y producida por Quincy Jones, esta obra benéfica tenía un objetivo claro: recaudar fondos para combatir la hambruna en Etiopía. Pero lo que ocurrió detrás de escena en aquella legendaria sesión de grabación del 28 de enero de 1985 dejó anécdotas de egos, tensiones y momentos únicos en la historia de la música.

Una reunión de gigantes (y sus egos)
La convocatoria fue un evento en sí mismo. Quincy Jones envió una nota a todos los artistas con una frase que se volvería icónica: "Dejen sus egos en la puerta". Y no era para menos: la lista incluía nombres como Ray Charles, Stevie Wonder, Diana Ross, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Tina Turner, Billy Joel, Cyndi Lauper, entre otros. Cada uno con una carrera brillante y una personalidad fuerte.

A pesar del ambiente de solidaridad, no faltaron los roces. Algunos artistas se mostraron incómodos con la asignación de líneas. Cyndi Lauper, por ejemplo, estaba preocupada porque su peculiar timbre de voz destacaba demasiado, y su madre insistía en que usara menos accesorios ruidosos. Bob Dylan, por otro lado, se sintió fuera de lugar y tuvo que ser animado por Stevie Wonder y Lionel Richie para que diera su mejor interpretación.

Celos y peleas: ¿quién canta qué?
Asignar líneas en una canción con tantas estrellas no fue tarea fácil. Algunos artistas esperaban más protagonismo y no lo consiguieron. Prince, por ejemplo, decidió no participar porque no quería cantar en grupo y rechazó cantar un solo. En su lugar, contribuyó con una canción en el álbum benéfico (4 The Tears in Your Eyes).

Otro momento de tensión se vivió entre los rockeros. Bruce Springsteen y Billy Joel, que compartieron un momento memorable en la canción, se mostraron inicialmente inseguros sobre cómo encajar en el tono general de la pieza, pero al final lograron una de las secciones más potentes del tema.

Curiosidades y momentos inolvidables
Más allá de las tensiones, la grabación dejó anécdotas inolvidables:

Un Quincy Jones implacable: Temía que la sesión se convirtiera en un caos, así que fue directo con las reglas. Además de la famosa frase sobre los egos, hizo que todos grabaran la parte grupal al final de la noche, asegurándose de que nadie se marchara antes.
Michael Jackson, el solitario: Llegó temprano para grabar sus partes a solas, pues prefería evitar distracciones. Además, su perfeccionismo lo llevó a hacer múltiples tomas hasta quedar satisfecho.
Stevie Wonder y el lenguaje de señas: En un intento de convencer a Bob Dylan de relajarse, Stevie sugirió que cantara su parte "como Ray Charles". También propuso incluir frases en suajili en la canción, pero la idea fue descartada.
Cyndi Lauper casi arruina todo: Su característico look incluía accesorios de plástico que hicieron ruido en las grabaciones. Quincy Jones tuvo que pedirle que los retirara para evitar problemas de sonido.
Un éxito arrollador
Cuando We Are the World salió al público el 7 de marzo de 1985, se convirtió en un fenómeno. Vendió más de 20 millones de copias y recaudó más de 63 millones de dólares para la causa humanitaria. Fue interpretada en eventos como Live Aid y décadas después sigue siendo un símbolo de la solidaridad en la música.

A pesar de los celos y las pequeñas peleas, la canción logró su cometido: unir a las estrellas más grandes de la época por una causa mayor. Y, en el proceso, dejó una historia de rivalidades, anécdotas y un legado imborrable en la historia de la música.