Después del desalojo una nueva vida comienza para la familia Angulo Ferreira

    Tras años de incertidumbre y lucha, la familia Angulo Ferreira logra dejar atrás el desalojo y empieza a construir un futuro lleno de esperanza y nuevos proyectos en un hogar recuperado.

    17/06/2025 Expreso Mendoza
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    Una nueva etapa comenzó para la familia Angulo Ferreira, aquella que fue desalojada a fines de mayo de un terreno ubicado en Lavalle, propiedad del cantante Abel Pintos. Tras aquel episodio, que conmovió a buena parte de la opinión pública y generó una ola de solidaridad en redes, el grupo familiar encontró un nuevo lugar donde empezar de cero: un terreno en Jocolí Viejo, que ya comenzaron a acondicionar para construir su hogar.

    La historia, que tomó estado público luego del operativo de desalojo del pasado 28 de mayo, dejó a la vista no solo el drama de una familia humilde que apostó a la vivienda propia, sino también las grietas del acceso a la tierra en Mendoza. Tito Angulo y su pareja, Yésica Ferreira, aseguraron haber comprado de buena fe un lote de 1.500 m² en San Francisco, en el departamento de Lavalle. La operación se habría hecho por redes sociales en 2024, y ellos comenzaron a levantar su casa allí, sin saber que el terreno formaba parte de un campo mayor –unas 93 hectáreas en total– que luego fue adquirido legalmente por Pintos y un socio.

    A pesar de los intentos por dialogar y regularizar su situación, la justicia ordenó el desalojo. Esa mañana de mayo, en medio de una fuerte presencia policial pero sin violencia, la familia fue retirada del lugar. En paralelo, en Mendoza, Pintos brindaba un show como parte de su gira “Cordillera y Mar”. En el escenario, y luego en declaraciones públicas, el artista lamentó lo sucedido y se mostró empático con la situación del grupo familiar, aunque también dejó en claro que no podía obviar el marco legal.

    Desde entonces, la vida de Tito y su familia dio un giro tan abrupto como inesperado. Fueron alojados transitoriamente por un conocido, quien además les ofreció en venta –en cuotas y a un precio accesible– un terreno en Jocolí Viejo. Con el respaldo de una campaña solidaria que se extendió por todo el país, comenzaron a recibir donaciones de dinero, materiales y alimentos. Según contaron ellos mismos en redes sociales, lograron reunir cerca de 850 mil pesos. Con parte de ese dinero compraron ladrillos y otros elementos para iniciar la construcción, y también entregaron la primera cuota del nuevo lote.

    Hoy, lejos del ruido mediático y del drama vivido, aseguran que su presente es mejor. “Acá mis hijos pueden estar al aire libre, jugar tranquilos, sin miedo”, contó Yésica. Uno de ellos, de 13 años, tiene certificado de discapacidad por un cuadro de psicosis infantil, y el contacto con animales –como gallinas y caballos– lo ayuda a mantener cierta estabilidad emocional.

    En paralelo, la causa judicial por usurpación sigue su curso. La fiscalía los imputó en marzo, pero su defensa insiste en que actuaron de buena fe, víctimas de una posible estafa en la venta. Para ellos, lo importante ahora es consolidar su hogar y dejar atrás lo que consideran una injusticia. “Solo queremos vivir en paz”, repiten.

    Desde su cuenta de Instagram (@angulo.ferreira), siguen compartiendo avances de la construcción, agradecimientos a quienes colaboran y nuevas formas de ayudarlos. También dejaron un número de contacto para quienes quieran sumarse: 2613-344989.

    A casi tres semanas del desalojo, el dolor persiste, pero también florece una esperanza renovada. Lejos de Lavalle, la familia Angulo Ferreira empieza a levantar las paredes de una nueva vida. Y esta vez, con el respaldo de cientos de personas que, desde distintos rincones, decidieron tenderles la mano.

     

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