Cuatro mujeres lo denunciaron: el Monstruo de Las Heras estaba prófugo pese a las alertas

El caso del llamado “Monstruo de Las Heras” volvió a sacudir a Mendoza en las últimas horas, luego de que se conociera que no fue una, sino cuatro las mujeres que lo denunciaron por abuso sexual. La noticia más reciente refiere al ataque sufrido por una joven universitaria este lunes. Sin embargo, la historia detrás de este hombre arrastra denuncias mucho más graves y antiguas: tres sobrinas menores de edad ya lo habían acusado en noviembre y diciembre del año pasado.

Las menores, con el acompañamiento de sus padres y una asistente social, habían presentado sus denuncias ante la Justicia, que incluso llegó a librar una orden de captura. Pero a pesar del pedido formal, el acusado logró mantenerse oculto y no fue localizado por las autoridades.

La situación genera indignación. Porque no se trata solo del ataque reciente, que por sí solo ya sería motivo de alarma, sino de un patrón de abusos que parece haber sido advertido, denunciado y, aun así, desoído por el sistema judicial.

Lo ocurrido pone otra vez bajo la lupa a Las Heras, un departamento mendocino que en los últimos años ha acumulado casos resonantes de violencia sexual. Basta recordar lo que sucedió en 2023, cuando Franco Cortez, un empleado municipal, fue detenido tras ser imputado por abuso sexual agravado. La víctima, una compañera de trabajo, lo había denunciado por un ataque ocurrido en 2020 en un CIC (Centro de Integración Comunitario) de El Plumerillo. Aunque el caso estaba en manos de la Justicia, Cortez siguió trabajando para la comuna hasta que fue detenido caminando por la calle Arístides Villanueva, en plena Ciudad de Mendoza.

Y eso no fue todo. Un par de meses después, estalló otra bomba: se conocieron al menos veinte denuncias más de abusos dentro del ámbito municipal. Algunas de las mujeres que se animaron a hablar eran empleadas actuales y otras, ex trabajadoras. Relataron situaciones de acoso, abuso y coacción por parte de funcionarios. La mayoría de los casos habrían sido silenciados por miedo o por la sospecha de encubrimiento político.

Hoy, con las nuevas revelaciones sobre el “Monstruo de Las Heras”, la pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿cuántas advertencias más necesita el sistema para reaccionar a tiempo?

Cada nuevo testimonio desnuda no solo una historia de dolor, sino también una cadena de omisiones. Porque no es solo el delito, es también la impunidad. Y mientras el acusado caminaba libre, las víctimas seguían esperando justicia.

Esta vez, el escándalo no podrá pasar desapercibido. Porque ya no es una denuncia aislada, ni una voz que se alza en soledad. Son cuatro mujeres, con historias distintas pero un mismo horror compartido, que se animaron a hablar. Y una sociedad que empieza a decir basta.