Franco Mastantuono, la zurda que reescribió la historia en el Superclásico

    En una tarde de Superclásico que quedará para siempre en la memoria, Franco Mastantuono, con apenas 17 años, dejó su sello imborrable en el Monumental: clavó un golazo de tiro libre, rompió el récord de Saviola y se metió en la historia grande de River con una zurda mágica que promete un futuro enorme.

    Deportes27/04/2025 Expreso Mendoza

    El fútbol tiene esos momentos que se sienten en la piel. Esas jugadas que no hace falta explicar, porque todos, hasta el más distraído, entiende que acaba de pasar algo grande. Y eso fue lo que se vivió en el Monumental cuando, a los 28 minutos del primer tiempo, Franco Mastantuono la acomodó con una parsimonia increíble frente a la pelota. El pibe, apenas un adolescente, respiró hondo, miró el arco como si llevara diez años en Primera y con un zurdazo perfecto la colgó del ángulo. Golazo. Y algo más que un gol: una marca que rompe el almanaque de River y del Superclásico.

    Con apenas 17 años, 8 meses y 13 días, Mastantuono se convirtió en el jugador más joven de la historia de River en hacerle un gol a Boca. Nada menos. Dejó atrás el registro de Javier Saviola, que hasta hoy lucía intocable, como un monumento en la memoria millonaria. Pero los récords son para romperse y este zurdito de frescura infinita lo hizo a lo grande, como se rompen las marcas de verdad: en el partido más importante, en el estadio más grande, en la tarde más caliente.

    El Monumental rugió como pocas veces. No era solo por el gol. Era por cómo lo había hecho. Era por quién lo había hecho. Y era también porque en cada uno de los gritos se colaba esa sensación de estar viendo nacer a un crack en vivo, en directo y en el lugar exacto donde River tiene su cuna de sueños.

    Todo había arrancado con una infracción en la puerta del área, una de esas faltas que parecen menores hasta que ves quién toma la pelota. Mastantuono ni miró a nadie. No se la pidió a otro. No dudó un segundo. Le pegó con el alma. Marchesín voló, se estiró, quiso volverse gigante, pero la pelota ya viajaba teledirigida al ángulo más lejano. Cuando tocó la red, el Monumental explotó en una sola garganta.

    La historia de River suma ahora una nueva joya. Porque Mastantuono no solo hizo un gol. Jugó todo el partido con una soltura y una cabeza que asombran. Manejó la pelota, pidió cada pase como si fuera el capitán, gambeteó cuando hubo que gambetear y metió cuando el partido se puso espeso. Un Superclásico completo, redondo, de esos que dejan huella.

    En el banco, Marcelo Gallardo sonreía. Porque sabe lo que tiene entre manos. Porque entiende mejor que nadie que no todos los días aparece un chico que juega como si llevara el peso de la camiseta de River desde la cuna. Y en el vestuario, mientras los flashes buscaban la mejor imagen del héroe, Franco bajaba el perfil como quien todavía no termina de creer todo lo que está viviendo.

    Hoy Mastantuono no es una promesa. Hoy es realidad. Un nombre que ya empieza a escribirse en letras grandes. Un apellido que los hinchas de River van a recordar siempre cuando hablen de ese Superclásico de abril de 2025, el día que un pibe de 17 años pateó la historia al ángulo y se metió para siempre en el corazón del Monumental.

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