River goleó a Barracas en una noche perfecta y avanzó a cuartos del Apertura 2025

River volvió a demostrar por qué es uno de los equipos más temidos del fútbol argentino. En una noche encendida, goleó 3 a 0 a Barracas Central en un Monumental que fue una fiesta de principio a fin. El equipo de Marcelo Gallardo, fiel a su estilo, combinó intensidad, circulación precisa y contundencia ofensiva para sellar su clasificación a los cuartos de final del Torneo Apertura 2025, donde lo espera Platense.

Desde el primer minuto quedó claro que el Millonario quería dejar una marca. Con autoridad y buen juego, se adueñó del mediocampo y empezó a construir el triunfo con paciencia y convicción. El primer gol llegó gracias a Paulo Díaz, que conectó de cabeza un córner ejecutado con precisión. Luego fue Nacho Fernández quien amplió la ventaja tras una jugada colectiva que hizo delirar a la gente. Y el cierre fue de lujo: Marcos Acuña la colgó del ángulo con un zurdazo que coronó una noche redonda.

Pero más allá del resultado, hubo sensaciones. River jugó con confianza, con alegría, con ese fuego competitivo que tanto valora su entrenador. El equipo no solo ganó: convenció. Jugó para la tribuna y para sí mismo, como si necesitara recordarse que todavía está para cosas grandes.

Gallardo, que suele ser medido en sus declaraciones, dejó una frase que no pasó desapercibida al terminar el partido. “Hice magia, muchachos…”, lanzó con una mezcla de ironía y cansancio cuando le preguntaron cómo había logrado recuperar el nivel de un plantel que venía siendo cuestionado. Fue un mensaje directo a quienes lo daban por terminado. También se lo notó más distendido cuando dijo que la noche había sido “una fiesta” porque “el equipo representó a los hinchas”. Y la verdad, no se equivocó.

El triunfo llega en un momento justo. River sigue en carrera en la Copa Libertadores y se acerca a la recta final del Apertura con envión anímico y futbolístico. Gallardo, que conoce de sobra estos caminos, sabe que a partir de ahora no hay margen para errores. Pero si el equipo mantiene esta versión, con juego, actitud y contundencia, será difícil de parar.

En Núñez hay ilusión. Y motivos sobran.