El Borbollón arde de indignación tras el abuso de una joven y la fuga del agresor

    Una joven de 20 años denunció haber sido secuestrada y abusada en una casa de El Borbollón, Las Heras. El presunto agresor escapó y vecinos, furiosos, protestan frente a su vivienda reclamando seguridad y respuestas. La comunidad, cansada de la impunidad, volvió a alzar la voz.

    Provinciales08/04/2025 Expreso Mendoza

    La tranquilidad habitual del barrio El Borbollón, en Las Heras, Mendoza, se quebró de golpe tras una denuncia que conmociona: una joven de 20 años aseguró haber sido secuestrada y abusada sexualmente en una vivienda de la calle San Ramón. El hecho no sólo despertó indignación por su brutalidad, sino también por la reacción de las autoridades, que, según los vecinos, han priorizado la custodia de la casa del presunto agresor en vez de brindar seguridad a la comunidad.

    La escena fue tensa desde el primer momento. Un grupo de vecinos se concentró frente al domicilio señalado, prendieron fuego a cubiertas y exigieron justicia. La rabia acumulada no es casual: muchos sostienen que la zona está abandonada por el Estado, y este caso fue la gota que rebalsó el vaso. El atacante, según trascendió, logró escapar antes de que llegara la Policía.

    Adrián, un chofer de colectivo, fue una de las primeras personas en asistir a la víctima. Su relato es tan desgarrador como revelador: “Subió al micro y me contó que le habían hecho de todo. Venía toda sucia, como revolcada. Salí del recorrido y la llevé a la ruta porque sabía que estaban todos ahí. No podía dejarla sola así”. Su testimonio refleja no solo el estado físico y emocional de la joven, sino también la desesperación de quienes, ante la ausencia del Estado, intentan ayudar como pueden.

    La situación es crítica. El barrio ya había sido escenario de episodios violentos: en 2017, un hombre fue asesinado a golpes por familiares tras ser acusado de intentar abusar de una sobrina con discapacidad durante una reunión. Ese antecedente sigue vivo en la memoria de los vecinos, que sienten que los hechos se repiten, una y otra vez, sin respuestas.

    Hoy, El Borbollón está en vilo. La joven abusada fue atendida y se encuentra con contención, pero el agresor sigue prófugo. La comunidad exige justicia y protección. Reclaman no sólo que se capture al responsable, sino que se ponga fin a la desidia institucional que deja a barrios enteros a merced del miedo.

    El grito que se escucha en San Ramón es claro: “¡No nos cuiden la casa del violador, cuídennos a nosotros!”. Una demanda tan legítima como urgente.

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