
San Valentín en Mendoza: una oda al amor, el marketing y las hormonas
Ah, el 14 de febrero, ese glorioso día donde los enamorados se juran amor eterno en un restó con sobreprecio, mientras los solteros se aferran a un Fernet como si fuera un amor real. Es el único día en que ver gente con ositos de peluche de 2 metros es socialmente aceptable y en que, por algún motivo, los moteles tienen lista de espera como si estuvieras tratando de reservar en el Azafrán un sábado a la noche.