Argentina firma un nuevo acuerdo con el FMI en busca de estabilidad económica y fin del cepo cambiario

    El Fondo Monetario Internacional aprobó un programa de financiamiento por 20.000 millones de dólares para Argentina, con un primer desembolso inmediato de 12.000 millones. El Gobierno de Javier Milei apuesta a levantar el cepo cambiario y fortalecer el Banco Central en medio de un delicado escenario económico.

    Nacionales11/04/2025 Expreso Mendoza

    Argentina selló este viernes un nuevo capítulo en su larga y compleja relación con el Fondo Monetario Internacional. Después de meses de negociaciones, el organismo aprobó un nuevo programa de financiamiento por 20.000 millones de dólares, un salvavidas clave para el Gobierno de Javier Milei, que busca estabilizar una economía aún frágil, con reservas internacionales en mínimos, inflación persistente y una confianza inversora pendiente de señales concretas.

    El anuncio llegó con un dato contundente: de esos 20.000 millones, 15.000 serán desembolsados a lo largo de 2025, y nada menos que 12.000 millones estarán disponibles de manera inmediata. Con esa inyección inicial, el Gobierno pretende darle aire al Banco Central, reforzar sus alicaídas reservas y avanzar con una de las decisiones más esperadas —y riesgosas— desde el inicio de esta administración: levantar el cepo cambiario.

    Luis Caputo, el ministro de Economía, lo dijo sin rodeos. Según explicó, el país entra en la “Fase 3” del programa económico: la recapitalización del Banco Central. En sus palabras, se trata de “respetar la deuda que el Banco tiene con la gente”, en referencia al respaldo de los pesos emitidos. Bajo esta nueva etapa, el Gobierno eliminará desde el lunes las restricciones cambiarias que rigen desde 2019, una medida que promete sacudir el tablero económico y financiero.

    La liberación del mercado de cambios irá acompañada de un nuevo esquema: un régimen de flotación administrada, con una banda que irá entre los 1.000 y los 1.400 pesos por dólar. La medida busca darle un cauce más transparente y confiable al tipo de cambio, aunque los operadores ya especulan con fuertes movimientos en los primeros días. El mercado de futuros, de hecho, comenzó a mostrar señales de tensión apenas se filtraron los detalles del acuerdo.

    No es casual que el Gobierno haya elegido este momento para avanzar con un cambio tan profundo. El contexto internacional acompaña, con señales de interés de inversores que esperan definiciones claras para desembarcar, y con el FMI dispuesto a respaldar un plan que, por primera vez en mucho tiempo, combina ajuste fiscal, disciplina monetaria y voluntad de reforma estructural.

    Sin embargo, las luces no son todas verdes. La inflación sigue corriendo, con un índice del 3,7% en marzo que expuso una desaceleración, pero también tensiones persistentes, sobre todo en rubros sensibles como alimentos y bebidas. Y aunque el discurso oficial insiste en que el ajuste está dando resultados —pobreza a la baja, dólar más estable, cuentas públicas en orden—, en la calle las mejoras aún no se sienten de forma generalizada.

    Con este nuevo acuerdo, el número 23 en la historia de Argentina con el FMI desde 1958, el país vuelve a asumir un compromiso de largo aliento con un organismo que conoce de sobra sus vaivenes. Milei, con su estilo confrontativo pero decidido, apuesta a dejar atrás los ciclos de crisis recurrentes y dar un salto de calidad en la gestión económica. Es una jugada audaz. Si sale bien, puede marcar un punto de inflexión. Si sale mal, el costo político y social será altísimo. El tiempo, una vez más, tendrá la última palabra.

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