Boca se juega el alma ante Lanús en una Bombonera cargada de tensión

En una Bombonera que promete ser una caldera, Boca Juniors se juega esta noche mucho más que un pase a cuartos de final. En medio de una crisis institucional que lo dejó sin técnico y con un plantel golpeado anímicamente, el Xeneize enfrenta a Lanús desde las 21, en un duelo a todo o nada por los octavos de final del Torneo Apertura.

Mariano Herrón, el interino que asumió tras la salida de Fernando Gago, intentará devolverle algo de estabilidad a un equipo que perdió el rumbo en las últimas semanas. En la última fecha de la fase de grupos, Boca empató 1-1 con Tigre y dejó pasar la chance de terminar como líder del Grupo A, quedando por detrás de Argentinos Juniors. Ahora, sin margen de error, deberá hacer valer la localía para seguir con vida.

La situación en el vestuario no es la mejor. A las dudas futbolísticas se le suma la lesión de Luis Advíncula, quien se esguinzó la rodilla en un entrenamiento y estará varias semanas fuera. Su lugar será ocupado por Lucas Blondel, único cambio respecto al equipo que empató el domingo pasado. El regreso de Milton Giménez a la lista de convocados, y el del defensor Juan Barinaga —quien había manifestado su malestar por redes al quedar fuera en la fecha anterior—, le da algo más de recambio al banco.

Del otro lado llega un Lanús entonado por la victoria conseguida el miércoles en Perú frente a Melgar, por la Copa Sudamericana. Ese triunfo no solo lo dejó como líder de su grupo internacional, sino que renovó el ánimo de un equipo que había cerrado su participación en el Apertura con una derrota ante Atlético Tucumán. Aquella caída, con un equipo alternativo, poco afectó a su clasificación a octavos.

Mauricio Pellegrino no se guarda nada para este cruce. Pese a que su equipo volverá a jugar el martes ante Vasco da Gama por el torneo continental, el DT decidió repetir la formación que ganó en Arequipa, con un once que combina experiencia y dinámica, liderado por el ex Boca Carlos Izquierdoz y con Eduardo Salvio como referente en ofensiva.

El duelo tiene condimentos de sobra. Boca necesita ganar para sostener algo de ilusión en medio del caos y para evitar que la presión se transforme en crisis. Lanús, con el envión del plano internacional, se ilusiona con dar el golpe en un estadio que, si bien impone, también pesa cuando los resultados no acompañan.

Será un partido de dientes apretados, en el que el que se equivoque menos pasará de ronda. Si hay empate, la definición irá directo a penales. El ganador se enfrentará en cuartos con el vencedor del cruce entre Independiente e Independiente Rivadavia. Para Boca, es una final anticipada. Para Lanús, una gran oportunidad. Y para el fútbol argentino, otro capítulo electrizante en un torneo que, con el regreso de los Apertura y Clausura, recuperó algo de ese sabor clásico de otras épocas.