El Gobierno apuesta fuerte al “Plan Colchón”: blanqueo sin castigo y dólares a la vista

    El Gobierno lanzó el “Plan Colchón”, una audaz propuesta para incorporar al circuito legal los miles de millones de dólares que los argentinos guardan fuera del sistema. Sin penalidades ni exigencias, la medida busca atraer esos fondos con promesas de estabilidad, menos impuestos y mayor libertad financiera. Mientras genera entusiasmo en algunos sectores, también despierta críticas y dudas sobre su alcance real.

    Nacionales23/05/2025 Expreso Mendoza
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    En lo que se perfila como una de las jugadas económicas más arriesgadas y ambiciosas de su gestión, el presidente Javier Milei presentó el llamado “Plan Colchón”, una iniciativa que apunta a formalizar los ahorros en dólares que miles de argentinos mantienen fuera del sistema bancario. No se trata de un blanqueo tradicional con penalidades reducidas ni de una amnistía fiscal temporal: según el Gobierno, se trata de un “cambio de régimen”, una invitación sin condiciones ni castigos para que los ciudadanos vuelquen sus billetes al circuito legal.

    La medida fue anunciada este jueves por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el vocero presidencial, Manuel Adorni, en una conferencia de prensa en la Casa Rosada que no estuvo exenta de tensiones. Caputo defendió con firmeza la propuesta y aseguró que generó más entusiasmo que el levantamiento del cepo cambiario. “Esto es más profundo, no estamos hablando solo de liberar el mercado, sino de reconocer algo que está en la cultura económica del argentino: la desconfianza”, señaló.

    Según cifras oficiales, el dinero no declarado guardado en casas, cajas de seguridad y otros destinos fuera del radar fiscal asciende a unos 400.000 millones de dólares. “Es una cantidad que multiplica varias veces las reservas del Banco Central. Es hora de que ese capital empiece a trabajar para la economía argentina”, argumentó Caputo.

    El plan permitirá, a partir del 1 de julio, que las personas utilicen esos dólares para comprar propiedades, vehículos o hacer depósitos sin que se les exija justificar el origen de los fondos. Tampoco habrá límites de monto, al menos en esta primera etapa. Además, los bancos quedarán eximidos de reportar operaciones menores a 43.000 dólares y se permitirá depositar hasta 85.000 dólares en plazos fijos sin controles adicionales. El Gobierno insiste en que no se trata de un blanqueo, sino de “una ventana de normalización definitiva” del sistema.

    En paralelo, la directora del Banco Central, Silvina Rivarola, salió a respaldar públicamente la medida. “Si esto se entiende como lo que es –una oportunidad para reintegrarse al sistema sin miedo a represalias–, vamos a ver una mayor circulación de divisas, más recaudación y, eventualmente, menos impuestos. Eso es lo que buscamos”, dijo en declaraciones a la televisión.

    La iniciativa generó entusiasmo en ciertos sectores empresariales y financieros, pero también levantó críticas. Algunos economistas advirtieron que la falta de filtros podría facilitar maniobras de lavado de dinero, y desde el Fondo Monetario Internacional ya dejaron entrever cierta inquietud: cualquier esquema de formalización, sostienen, debe cumplir con los estándares internacionales en materia de transparencia y prevención del delito.

    También hubo fricciones con la prensa. Durante la conferencia de prensa, Caputo reaccionó con dureza ante la pregunta de un periodista que sugirió que los propios funcionarios deberían traer de vuelta sus ahorros del exterior. “Rectificá ya mismo”, le ordenó. El incidente cerró con un llamado de atención de Adorni a los periodistas presentes, aludiendo a la necesidad de tener “conocimiento económico mínimo” para cubrir ese tipo de anuncios.

    Lo cierto es que el Gobierno apuesta a que esta jugada traiga alivio a una economía todavía sacudida por la inflación, la escasez de crédito y la falta de confianza. La clave, admiten incluso en Casa Rosada, será el resultado de las elecciones legislativas de octubre. Si el oficialismo logra afianzar su mayoría, podrá avanzar con las reformas a las leyes Penal Tributaria y Cambiaria, que hoy siguen siendo una espada de Damocles para quienes dudan en mover sus ahorros.

    Milei apuesta a que, esta vez, la zanahoria funcione mejor que el garrote. Y que los argentinos, después de décadas de desconcierto financiero, decidan que llegó la hora de sacar la plata del colchón.

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