Argentina renueva el swap con China por 5.000 millones de dólares en busca de oxígeno financiero

    En medio de la negociación con el FMI y con reservas todavía al límite, el Gobierno logró extender por un año el tramo activado del swap con China. El acuerdo representa un alivio clave para sostener la estabilidad cambiaria mientras se define el ingreso de dólares frescos.

    Nacionales11/04/2025 Expreso Mendoza

    A la espera de cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno argentino se aseguró un respaldo clave: renovó por un año el swap de monedas con China por el equivalente a 5.000 millones de dólares. La noticia se conoció este jueves a través de un comunicado del Banco Central, que detalló que la extensión se da sobre el tramo activado del swap, es decir, el dinero que efectivamente está disponible para su uso en las reservas.

    El entendimiento, que se viene gestando desde hace semanas en medio de negociaciones delicadas, le otorga al gobierno de Javier Milei un respiro financiero importante. En un contexto de reservas escasas y con la economía bajo presión, la continuidad de estos fondos chinos ayuda a sostener la estabilidad cambiaria mientras se define el futuro con el FMI.

    El acuerdo con el Banco Popular de China había sido activado el año pasado y su plazo vencía en junio próximo. Ahora, se extenderá hasta mediados de 2026, aunque el monto comenzará a desactivarse gradualmente a lo largo de los próximos 12 meses. Esa baja paulatina permitiría evitar un golpe brusco a las reservas y ganar tiempo en la transición hacia un esquema monetario más sólido, uno de los grandes objetivos del gobierno actual.

    En los hechos, el swap no representa una inyección de dólares frescos, sino la posibilidad de usar yuanes equivalentes a moneda estadounidense para apuntalar las reservas brutas. Sin embargo, en momentos de escasez, ese colchón ha sido vital. Y, sobre todo, ha sido un recurso al que se ha recurrido en varias oportunidades ante la imposibilidad de acceder a mercados de crédito internacionales o de conseguir desembolsos de organismos multilaterales.

    La renovación llega en un momento de tensión geopolítica. Estados Unidos, principal accionista del FMI y aliado estratégico del gobierno de Milei, ha manifestado en distintas ocasiones su preocupación por los vínculos financieros entre Argentina y China. De hecho, hay gestiones en curso desde Washington para que el Fondo otorgue un nuevo programa a Argentina, con una inyección inicial que podría rondar los 15.000 o 20.000 millones de dólares. Por eso, la decisión de renovar el swap no es solo técnica: tiene implicancias diplomáticas.

    Milei, que durante la campaña presidencial fue muy crítico del régimen chino y llegó a plantear un corte de relaciones comerciales, terminó optando por el pragmatismo. La necesidad de sostener las reservas, evitar un salto cambiario y ganar margen de maniobra en la negociación con el FMI primaron por encima de cualquier postura ideológica.

    Desde el Banco Central justificaron la medida en la necesidad de reducir riesgos durante el proceso de cambio hacia un nuevo régimen económico. En paralelo, dejaron entrever que el objetivo final es no depender de este tipo de instrumentos. Pero, por ahora, el swap con China sigue siendo una de las pocas herramientas disponibles para mantener el equilibrio en medio de la tormenta.

    Así, mientras se espera la firma con el Fondo y el posible ingreso de capital fresco, el gobierno asegura una línea de flotación que no soluciona todos los problemas, pero al menos evita que el barco se hunda antes de llegar a puerto.

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