Milei desata su furia contra el periodismo tras un elogio del MIT

El presidente celebró en redes la invitación de un Nobel de Economía al MIT, pero aprovechó la ocasión para lanzar durísimos ataques contra periodistas, a quienes acusó de mentir, operar y sabotear su gestión. En una entrevista radial, redobló la apuesta con insultos y comparaciones con Messi.

Nacionales20/04/2025 Expreso Mendoza

Javier Milei volvió a arremeter con dureza contra el periodismo argentino, esta vez tras anunciar con entusiasmo un reconocimiento internacional que, lejos de apaciguar las aguas, le sirvió de plataforma para disparar munición gruesa contra sus críticos. A través de sus redes sociales, el presidente contó que el Premio Nobel de Economía, Robert C. Merton, invitó a su viceministro de Economía, José Luis Daza, a dar una conferencia en el prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Pero la noticia, en vez de cerrar la jornada con un tono de celebración, terminó en una nueva diatriba cargada de insultos, rencor y desdén hacia un sector clave de la vida democrática: la prensa.

Lejos de limitarse a destacar la relevancia de la invitación, Milei dedicó el posteo a “ese imbécil que con su pluma envenena a los argentinos”, en referencia al periodista Joaquín Morales Solá. Lo acusó no sólo de tergiversar información —particularmente en torno al tema de las retenciones— sino también de haberlo atacado personalmente al sugerir que el Presidente se rodea de mediocres “para poder brillar”.

En su ataque, Milei no escatimó calificativos: habló de “disonancia cognitiva”, “ignorancia” y “estupidez total”, y cerró con un “CIAO” tan cortante como premeditado. La publicación tuvo un eco inmediato, no sólo por lo explícito de su lenguaje sino por el mensaje subyacente: el Presidente parece haber convertido al periodismo en uno de sus principales enemigos políticos, una estrategia que repite cada vez con más frecuencia y virulencia.

La línea se mantuvo también en una extensa entrevista con Alejandro Fantino en Radio Neura, donde Milei reforzó su teoría de que hay una parte del periodismo “ensobrado, operador y basura”, cuya función —según él— no es informar, sino sabotear su gobierno. “Te rompes el lomo laburando, estás haciendo algo inédito, y los tipos, ya sea porque son miopes, envidiosos o resentidos, lo único que hacen es ensuciar”, lanzó con indignación. Luego comparó su situación con la de Lionel Messi, quien durante años evitó dar notas a ciertos medios por considerarlos deshonestos: “Messi se defendió de esto y les dejó de hablar. Les cerró la puerta por mentirosos”.

Los ataques de Milei al periodismo ya no son esporádicos ni aislados. Forman parte de una narrativa más amplia que busca deslegitimar cualquier voz crítica, incluso al costo de degradar el debate público. Su gobierno ha reducido al mínimo la interlocución con los medios tradicionales, desmanteló estructuras históricas como la agencia Télam, dejó sin programación a la TV Pública y puso en pausa los contenidos de Radio Nacional. A falta de conferencias de prensa, la palabra oficial circula casi exclusivamente por redes sociales o espacios afines, donde el presidente se mueve con total comodidad y sin contradictores incómodos.

Paradójicamente, en medio de esta embestida verbal contra los periodistas, el gobierno celebra una validación académica internacional. La invitación de Merton al MIT es sin dudas un hecho destacable y positivo para cualquier administración. Pero incluso eso fue usado como excusa para profundizar la grieta con la prensa local.

Así, entre elogios del exterior y peleas internas, Milei sigue eligiendo la confrontación como modo de comunicación política. Un estilo que lo define desde su irrupción en la vida pública, pero que ahora, desde el sillón presidencial, tiene otro peso. Y otro costo.

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