El Gobierno argentino redobla la presión internacional por la liberación del gendarme Nahuel Gallo

    Tras la exitosa extracción de cinco opositores venezolanos asilados en la embajada argentina en Caracas, la Casa Rosada volvió a exigir la liberación del gendarme Nahuel Gallo, detenido desde diciembre por el régimen de Nicolás Maduro. El Gobierno lo considera un secuestro ilegal y denuncia una grave violación a los derechos humanos.

    Nacionales07/05/2025 Expreso Mendoza
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    El Gobierno argentino volvió a encender las alarmas diplomáticas al reclamar con firmeza la liberación del gendarme Nahuel Gallo, detenido en Venezuela desde diciembre del año pasado. La presión internacional crece, pero Caracas no cede. Y mientras Nicolás Maduro celebraba en silencio el revuelo regional por su último acto de autoritarismo, en la Casa Rosada el tono se volvió más áspero: acusan al régimen chavista de tener "secuestrado ilegalmente" al uniformado.

    Gallo, oriundo de Mendoza y miembro del Escuadrón 27 de Gendarmería en Uspallata, viajó a Venezuela en enero de este año con una motivación personal: reencontrarse con su pareja, María Alexandra Gómez García, y el hijo de ambos, de apenas dos años. Pero su ingreso al país sudamericano, a través de Colombia, terminó en detención. Según el régimen de Maduro, el argentino ingresó de manera irregular y con fines desestabilizadores. Lo acusan de ser parte de un supuesto intento de magnicidio contra la vicepresidenta venezolana.

    Desde entonces, el gendarme quedó a merced del hermetismo chavista. Durante semanas su paradero fue un misterio. Ni la familia ni las autoridades argentinas tuvieron noticias. No hubo llamadas, ni acceso consular, ni garantías mínimas de un debido proceso. Recién después de una intensa campaña del Gobierno argentino, y bajo presión de organismos internacionales, Venezuela difundió un video como "prueba de vida". Se lo veía en un centro de detención en Caracas, sin evidencias claras de su estado físico ni de las condiciones en las que estaba alojado.

    El caso se reavivó este martes, luego de que Estados Unidos confirmara que logró evacuar exitosamente a cinco opositores venezolanos que estaban refugiados en la embajada argentina en Caracas. Esa operación, compleja y secreta, fue celebrada por la administración de Javier Milei como un ejemplo de cooperación internacional en defensa de los derechos humanos. Pero enseguida llegó el mensaje político más fuerte: “Seguiremos trabajando con nuestros aliados para lograr la liberación del gendarme argentino Nahuel Gallo. Su libertad es una prioridad para este Gobierno y no vamos a frenar hasta alcanzarla”.

    La frase fue publicada por la Oficina del Presidente en un comunicado oficial. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, y Diana Mondino, canciller, replicaron el mensaje en sus redes sociales y en conversaciones con medios extranjeros. El tono fue uniforme: consideran que Gallo es un rehén del régimen y que su detención constituye una violación flagrante al derecho internacional.

    Más allá del cruce diplomático, el Gobierno argentino ha iniciado gestiones ante la Corte Penal Internacional, denunciando el caso como una detención arbitraria y una posible desaparición forzada durante sus primeras semanas en cautiverio. En paralelo, familiares del gendarme lanzaron una campaña pública para visibilizar el caso. “Lo único que queremos es que vuelva. Que se respete su humanidad. No hay pruebas contra él, solo mentiras de un gobierno que persigue y encarcela”, expresó su pareja en un mensaje que circuló en redes.

    En la arena geopolítica, el conflicto entre Argentina y Venezuela vuelve a mostrar las grietas que dividen a América Latina. Mientras algunos países eligen el silencio o la prudencia, otros miran de reojo el endurecimiento del gobierno argentino ante lo que consideran un acto de provocación por parte de Maduro. Por ahora, Gallo sigue detenido. Y su futuro, como el de tantos otros presos políticos en Venezuela, está atado a las decisiones de un régimen cada vez más aislado, pero todavía aferrado al poder.

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