Camionero borracho y descontrolado puso en riesgo vidas en el Acceso Este

    Un camionero de 33 años fue detenido en Maipú tras ser sorprendido conduciendo a gran velocidad y completamente ebrio por el Acceso Este. El test de alcoholemia reveló un nivel de alcohol cinco veces superior al permitido por la ley.

    Provinciales13/05/2025 Expreso Mendoza
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    En la quietud de la madrugada mendocina, la tensión se encendió de golpe sobre el Acceso Este. Pasaban apenas 17 minutos de la medianoche del lunes cuando un llamado al 911 rompió la calma: un camión circulaba a gran velocidad, zigzagueando de manera errática sobre la Ruta 7, en dirección a calle Don Bosco, en el departamento de Maipú.

    Quien conducía era un hombre de 33 años, oriundo de Guaymallén. Lo hacía al mando de un camión Mercedes Benz Accelo, blanco, como si el asfalto fuera un circuito de carreras. Pero lo que más alarmó a quienes lo vieron no fue solo la velocidad, sino la clara falta de control y el riesgo que representaba para quienes transitaban a esa hora por uno de los principales corredores viales del Gran Mendoza.

    La policía reaccionó con rapidez. Personal de la Subcomisaría Lara logró interceptar el vehículo y detener al conductor antes de que el desenlace fuera más grave. El procedimiento se llevó a cabo con precaución, ya que el conductor mostraba evidentes signos de ebriedad.

    El test de alcoholemia fue concluyente: 2,55 gramos de alcohol por litro de sangre. Más de cinco veces el límite legal permitido. Casi una botella de vino en sangre. Un valor que no deja margen a la interpretación ni al descuido ocasional. Fue detenido en el acto y trasladado a la Comisaría 61°, mientras el caso quedó en manos del Juzgado Contravencional, bajo el artículo 67 bis de la Ley 9099.

    La historia, aunque grave, no es nueva. Mendoza ha sido testigo en los últimos meses de una seguidilla de casos similares que preocupan a las autoridades y a la sociedad. En octubre pasado, otro camionero fue sorprendido con 2,6 g/l mientras transportaba bolsones de azúcar desde Tucumán a Chile. Y en diciembre, otro conductor fue interceptado en el Acceso Sur con 2,69 g/l.

    Más allá de los números y la burocracia judicial, lo que queda flotando es la sensación de fragilidad. Porque una decisión como la de subirse ebrio a un vehículo de gran porte y lanzarse a la ruta es una amenaza latente para todos. En estos casos, no solo se juega la vida del conductor, sino también la de cualquier persona que tenga la mala fortuna de cruzarse en su camino.

    Mientras tanto, las leyes están. Las multas, las inhabilitaciones, los cursos obligatorios. Pero la conciencia, esa que no se mide con alcoholímetros ni se archiva en expedientes, sigue siendo la gran ausente cuando el volante lo toma la irresponsabilidad.

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