El horror golpeó Las Heras con el ataque a una adolescente de 15 años

Las Heras volvió a ser escenario de una noche de terror. Una adolescente de apenas 15 años fue atacada con un cuchillo durante un intento de abuso sexual cuando regresaba a su casa, en la zona de El Algarrobal. El hecho ocurrió este jueves, pasadas las ocho de la noche, y mantiene en vilo a todo el barrio.

La chica caminaba sola por calle Florida, a pocos metros del cruce con Las Violetas, cuando un hombre la sorprendió desde atrás. Le apoyó un cuchillo en la espalda y, con amenazas, la obligó a caminar unos metros hasta un descampado. En ese lugar, oscuro y desolado, intentó abusar de ella. La víctima, con una entereza que cuesta imaginar a esa edad, se defendió como pudo. El agresor reaccionó con violencia y le provocó varios cortes en las piernas.

A pesar del miedo, el dolor y la confusión, la joven logró zafarse. Corrió desesperadamente hasta su casa, donde la esperaban sus padres. Fueron ellos quienes la llevaron de inmediato al hospital Gailhac. Allí le suturaron las heridas —que, por suerte, no fueron graves— y activaron el protocolo para casos de violencia sexual. También se le realizaron estudios clínicos y forenses, como indica el procedimiento habitual.

Desde la fiscalía especializada en delitos sexuales se ordenó el secuestro de su ropa para peritarla y se dispuso su traslado al Cuerpo Médico Forense. Mientras tanto, personal de Investigaciones comenzó a trabajar en la zona para intentar identificar y capturar al atacante, que hasta el momento sigue prófugo.

El caso despertó una fuerte preocupación en la comunidad. Vecinos del barrio, todavía conmocionados, contaron que no es la primera vez que se sienten desprotegidos. “Hace semanas que venimos notando movimientos raros por esta zona, autos que merodean, tipos que no son de acá”, dijo una mujer que vive a pocos metros del descampado donde ocurrió el intento de violación.

En los últimos meses, los casos de violencia sexual en Mendoza parecen multiplicarse, y Las Heras figura entre los departamentos más golpeados por esta realidad. Apenas el mes pasado, una joven de 20 años fue secuestrada y abusada por un hombre que ya tenía antecedentes por delitos similares. Los reclamos vecinales por mayor presencia policial y políticas de prevención se repiten, aunque la respuesta estatal todavía parece no alcanzar.

Mientras la causa avanza en los tribunales, la adolescente intenta recuperarse del impacto físico y emocional. Tiene apenas 15 años y ya vivió un infierno del que nadie sale igual. Sus padres, en silencio, la acompañan. La justicia, ahora, tiene la responsabilidad de actuar con firmeza. Pero también la sociedad tiene la obligación de escuchar lo que este caso grita: que no podemos seguir conviviendo con la impunidad ni naturalizando el miedo.