Diego Brancatelli en medio de la tormenta mediática tras la filtración de supuestos chats íntimos

    Tras la filtración de supuestos chats íntimos con la periodista Luciana Elbusto, Diego Brancatelli quedó en el centro de una fuerte polémica. Mientras ella desmintió todo y denunció un posible hackeo, el panelista de C5N envió una medida cautelar a los medios para evitar que se siga difundiendo la información. Su esposa, Cecilia Insinga, salió a apoyarlo públicamente.

    Nacionales18/05/2025 Expreso Mendoza
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    Diego Brancatelli está atravesando uno de los momentos más incómodos de su vida mediática. Tras la aparición de supuestos chats íntimos con su colega Luciana Elbusto, el panelista de C5N tomó una decisión drástica: envió una medida cautelar a los medios de comunicación para frenar la propagación de las versiones que lo involucran en una relación paralela.

    Todo comenzó hace unas semanas, cuando empezaron a circular en redes sociales capturas de pantalla que, según los rumores, revelaban conversaciones subidas de tono entre Brancatelli y Elbusto. Las imágenes se viralizaron con rapidez y desataron una ola de comentarios, especulaciones y hasta cuestionamientos morales. Como suele ocurrir en estos casos, la noticia saltó del ámbito digital a los portales y programas de espectáculos, donde se multiplicaron las interpretaciones.

    Luciana Elbusto rompió el silencio a los pocos días. Con tono tajante, desmintió la autenticidad de los chats: “Obviamente no son reales, es mentira”, aseguró en una entrevista. Lejos de quedarse en la simple negación, decidió contratar al abogado Juan Pablo Fioribello, especializado en delitos informáticos, para que investigue si su cuenta fue vulnerada. Sospecha que podría haber sido víctima de un hackeo o de alguna maniobra digital malintencionada.

    Brancatelli, por su parte, eligió el silencio como estrategia pública. Sin embargo, en lo legal dio un paso firme: recurrió a la Justicia y logró que se emitiera una medida cautelar que impide a los medios seguir difundiendo o haciendo referencia al escándalo. La movida busca frenar el daño a su imagen y resguardar su entorno familiar.

    Quien también se manifestó fue Cecilia Insinga, esposa del periodista. A través de sus redes sociales, publicó una foto junto a Brancatelli con un mensaje cargado de significado: “Nadie se salva solo. Estamos juntos y en familia, que es lo único real de todo esto”. Con esa frase no solo dejó en claro su postura frente a los rumores, sino también su decisión de sostener el vínculo pese a la tormenta mediática.

    Aunque las partes involucradas han optado por no volver a hablar del tema, el caso sigue generando repercusiones. La Justicia ordenó pericias técnicas sobre los dispositivos para determinar si efectivamente hubo manipulación de contenido o violación de cuentas. Mientras tanto, en la esfera pública, el nombre de Brancatelli sigue siendo objeto de debate, tanto por la exposición del escándalo como por el uso de herramientas legales para intentar frenarlo.

    En una época donde la viralización es inmediata y la privacidad parece cada vez más frágil, esta historia pone sobre la mesa la compleja relación entre lo personal, lo digital y lo mediático. Y deja una advertencia clara: en el mundo de las redes, lo verdadero y lo falso pueden confundirse con peligrosa facilidad.

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