Mendoza sacudida por una noche de violencia e impunidad

    Dos robos a mano armada ocurridos con pocas horas de diferencia en el Gran Mendoza reavivan la preocupación por la creciente inseguridad. Una pareja fue asaltada en el Parque San Martín y un chofer de aplicación perdió su auto en Las Heras. Ambos hechos quedaron impunes y refuerzan el clima de miedo entre los vecinos.

    Provinciales22/05/2025 Expreso Mendoza
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    En Mendoza, la inseguridad vuelve a sacudir la rutina de los vecinos. Dos hechos violentos registrados en una misma noche en distintas zonas del Gran Mendoza pusieron nuevamente el foco sobre una problemática que, lejos de ceder, parece agudizarse.

    Todo comenzó alrededor de las ocho de la noche, en pleno Parque General San Martín. Allí, en la zona arbolada de calle Las Pichardas, una pareja de jóvenes que se encontraba compartiendo un momento al aire libre fue abordada por delincuentes armados. Los asaltantes actuaron con rapidez y violencia: bajo amenazas, les robaron veinte mil pesos, documentación de una moto y una mochila. La escena dejó a las víctimas en estado de shock, sin más que la oscuridad del parque como testigo y con la certeza de que los agresores se marcharon impunes.

    Pero la noche no terminó ahí. Casi cuatro horas después, en Las Heras, un chofer de la aplicación de transporte Maxim vivió su propio infierno. Había recogido a tres pasajeros en la zona del Acceso Norte. El viaje, que debía ser uno más, terminó de la peor manera en la esquina de Lisandro Moyano y Los Lapachos. Allí, uno de los supuestos pasajeros sacó un arma de fuego y lo amenazó. Le robaron la billetera y el auto: un Fiat Cronos. Los atacantes escaparon sin dejar rastro.

    Ambos casos están siendo investigados por las fiscalías correspondientes, pero hasta el momento no hay detenidos ni pistas firmes sobre los autores. Lo que sí hay es una creciente sensación de desprotección entre los mendocinos, que cada vez con más frecuencia se ven envueltos en hechos de violencia en espacios públicos o mientras trabajan.

    Estos dos episodios son parte de una seguidilla preocupante. En los últimos días, se han reportado robos similares en distintos puntos del Gran Mendoza, desde Guaymallén hasta Godoy Cruz, pasando por barrios de Las Heras. A plena luz del día o en la noche, en calles transitadas o escondidas, los delincuentes parecen moverse sin mayores obstáculos.

    Las estadísticas avalan esta percepción: Mendoza figura entre las provincias con mayores tasas de robos por habitante en el país. El dato no sorprende a quienes viven en carne propia lo que ya se ha vuelto una rutina: mirar hacia los costados al caminar, acelerar el paso, evitar ciertas zonas y, sobre todo, vivir con miedo.

    El gobierno provincial asegura que está reforzando los controles, y la Policía ha informado algunas detenciones recientes. Pero mientras tanto, los hechos violentos continúan ocurriendo. Se han firmado convenios con municipios, se han instalado cámaras y se han promovido operativos conjuntos, pero los resultados todavía no alcanzan para cambiar la realidad diaria de miles de mendocinos.

    Lo que queda, entonces, es una mezcla de indignación, impotencia y cansancio. Porque más allá de los partes policiales o los anuncios oficiales, lo cierto es que hoy en Mendoza cualquiera puede ser víctima. Y eso, en una provincia que solía ser sinónimo de tranquilidad, duele.

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