El fin de una banda de DELINCUENTES que se hacía pasar por policías: uno murió, otro agoniza y la Policía actuó en legítima defensa

    Una temida banda de DELINCUENTES que operaba en Maipú y Guaymallén fue desarticulada tras una persecución a tiros que terminó con un delincuente muerto, otro gravemente herido y un tercero detenido. Se hacían pasar por policías, robaban casas y vendían lo sustraído en redes sociales. La Policía, ante un ataque armado, respondió en legítima defensa y logró frenar a los criminales.

    Provinciales20/04/2025 Expreso Mendoza

    Durante semanas, una banda de DELINCUENTES sembró el terror en Maipú y Guaymallén. Eran jóvenes, sí, pero también experimentados, violentos y decididos. Se movían con total impunidad en autos robados, vestían como policías, montaban falsos controles en barrios residenciales y saqueaban viviendas con una frialdad escalofriante. Pero el sábado, su historia delictiva encontró el final que merecía: a los tiros, acorralados y enfrentándose a efectivos que no dudaron en hacer lo que había que hacer.

    Todo comenzó con una investigación seria, silenciosa y persistente de la Unidad Investigativa Departamental de Maipú. Los vecinos ya venían denunciando robos con una modalidad particular: hombres que decían ser policías entraban a las casas cuando no había nadie o directamente reducían a sus ocupantes. El "escruche" era su sello. El engaño, su herramienta favorita. Y las redes sociales, su canal para vender los objetos robados.

    Este sábado, el grupo fue detectado circulando en un Toyota Etios blanco con patente trucha. El dominio correspondía a un Fiat Cronos del mismo color que había sido robado en marzo. El intento de interceptarlos por parte de la policía desató una reacción inmediata por parte de los DELINCUENTES: uno de ellos hizo un movimiento amenazante, y eso fue suficiente para dar inicio a una feroz persecución.

    Siete kilómetros de huida, disparos, maniobras temerarias. Finalmente, en Roma y San José, los tres sujetos bajaron del auto y abrieron fuego contra los efectivos. No hubo dudas ni vacilaciones: los policías, que veían peligrar su vida y la de vecinos, repelieron el ataque con decisión y profesionalismo.

    Fernando Sebastián Almeda Soto, de 22 años, cayó herido de gravedad. Murió horas más tarde en el Hospital Central producto de una falla multiorgánica. Martín Kevin Manrique González, de 21, también fue alcanzado por los disparos y lucha por su vida. El tercero, Javier Matías Corzo Meza, fue capturado ileso.

    Y si alguien duda de quiénes eran, basta con ver su historial. Corzo Meza, con apenas 24 años, es miembro activo de la banda criminal “Los Riquelme”, un grupo que opera en el barrio Corazón de Jesús, en Guaymallén. Tiene antecedentes por amenazas, lesiones, abuso sexual agravado, robo y homicidio. Había sido condenado incluso cuando era menor. Un DELINCUENTE con todas las letras.

    Los elementos robados –muchos de ellos reconocidos por sus dueños– eran subidos al Marketplace de Facebook. Así fue como varias víctimas se toparon con sus pertenencias mientras navegaban la red. Ese dato fue clave para avanzar en la causa.

    La fiscal de Homicidios Andrea Lazo, tras escuchar a los testigos y analizar las pericias, fue clara: los policías actuaron en legítima defensa. No sólo estaban en cumplimiento de su deber, sino que enfrentaban una situación de extremo peligro. Responder al ataque fue la única opción posible ante semejante amenaza.

    Mientras tanto, el fiscal Galdo Andreoni sigue adelante con la investigación para identificar a más integrantes de la banda. Se sospecha que están implicados en múltiples robos en distintos puntos del Gran Mendoza. La División de Robos y Hurtos continúa recolectando pruebas y avanzando en nuevas líneas.

    Hoy, Maipú y Guaymallén respiran con algo de alivio. La banda de DELINCUENTES fue desarticulada. Uno de ellos ya no volverá a delinquir. Otro está al borde de la muerte. Y el tercero, con un oscuro prontuario, finalmente está tras las rejas. La violencia con la que actuaban, su desprecio por la ley y su cinismo al hacerse pasar por policías encontraron el límite que tanto se esperaba: una policía que no se dejó amedrentar y que supo responder como corresponde. Con firmeza. Y con justicia.

     

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