GANÓ RIVER: River fue más que Boca, ganó 2-1 en un Monumental eufórico y se quedó con el Superclásico

El Monumental vivió otra tarde de fiesta completa: River fue superior, le ganó 2 a 1 a Boca con goles de Franco Mastantuono y Sebastián Driussi, y desató la locura de las más de 83 mil almas que tiñeron de rojo y blanco el estadio. El descuento de Miguel Merentiel le puso algo de suspenso, pero no le alcanzó al Xeneize para cambiar la historia.

El Superclásico de este domingo, válido por la fecha 15 del Torneo Apertura, tuvo todos los condimentos: intensidad, pierna fuerte, golazos y esa carga emocional que solo River y Boca saben ofrecer.

Mastantuono, el pibe que enloqueció a todo Núñez
River salió a comerse la cancha. Desde el primer minuto, el equipo de Martín Demichelis mostró otra vez que tiene personalidad para estos partidos bravos. Franco Mastantuono, la joyita que no para de crecer, abrió el marcador a los 16 minutos con un tiro libre que fue una pintura: la colgó de un ángulo y levantó de sus asientos a todos en el Monumental. ¡Una joya!

El pibe de 17 años, que cada día juega más suelto y confiado, se bancó el peso de su primer Superclásico como titular y fue la gran figura del partido.

Driussi, olfato goleador para aumentar la ventaja
River no aflojó después del 1-0. Boca intentó adelantarse, pero dejó espacios y el Millonario no perdonó. A los 42 minutos, tras un error en la salida xeneize, Sebastián Driussi pescó una pelota suelta dentro del área y la mandó a guardar. Segundo grito, explosión total en el Monumental y sensación de partido encaminado.

Driussi, con ese olfato de siempre, apareció cuando más lo necesitaba su equipo y le dio tranquilidad para irse al vestuario con un 2-0 a favor.

Merentiel descontó y encendió la alarma
Boca, que había sido superado en casi toda la primera parte, reaccionó en el complemento. Diego Martínez movió el banco y mandó a la cancha a varios ofensivos. El premio llegó a los 25 del segundo tiempo: Miguel Merentiel aprovechó un centro cruzado y definió de zurda para descontar.

Ese gol le metió picante a los últimos minutos. Boca fue con más empuje que fútbol, pero River supo aguantarlo. Armani, como siempre, apareció cuando el equipo lo necesitó y sacó un par de pelotas claves.

Fiesta completa en Núñez
Con el pitazo final, el Monumental se convirtió en una caldera. Banderas al cielo, abrazos eternos, cantitos cargando al eterno rival y ese sentimiento de orgullo por el equipo que volvió a responder en la parada más brava.

River sumó su segundo triunfo consecutivo en el Apertura y ratificó que está para pelear arriba. Boca, en cambio, se fue masticando bronca y con la obligación de levantar cabeza rápido si no quiere perderle pisada al pelotón de arriba.

El Superclásico quedó en manos del Millonario. Otra vez.