Murió Carlos Tomba, el aviador mendocino que eligió ir a Malvinas y volvió como héroe

    Carlos Antonio Tomba, brigadier retirado y veterano de la Guerra de Malvinas, falleció en Mendoza a los 78 años. Héroe por decisión propia, se autoconvocó al conflicto de 1982 y combatió en las Islas con valentía. Sobreviviente de un ataque aéreo y del cautiverio británico, dedicó su vida a mantener viva la memoria de Malvinas.

    Provinciales17/04/2025 Expreso Mendoza

    Carlos Antonio Tomba, brigadier retirado de la Fuerza Aérea Argentina, murió en las últimas horas en Godoy Cruz a los 78 años. Su nombre está grabado en la memoria de quienes conocen la historia real de la Guerra de Malvinas. No sólo por haber combatido, sino por haberlo hecho por decisión propia, con la convicción de quien cree que defender a la patria es una causa que no admite excusas.

    Este miércoles, sus restos fueron despedidos con honores en el casino de oficiales de la IV Brigada Aérea de Mendoza. Lo acompañaron sus familiares, compañeros de armas, amigos y una comunidad entera que lo reconocía como lo que fue: un hombre íntegro, valiente y comprometido.

    Tomba había nacido en Mendoza, descendiente directo de Antonio Tomba, el pionero vitivinícola que fundó la histórica bodega que lleva su apellido y también dio nombre al club de fútbol Godoy Cruz Antonio Tomba, del cual Carlos era un ferviente hincha. Sin embargo, su historia personal lo alejó del vino y lo llevó al cielo, donde escribió algunas de las páginas más intensas y valientes de su vida.

    Cuando estalló el conflicto en el Atlántico Sur en 1982, Tomba estaba en Buenos Aires, cursando estudios en la Escuela Superior de Guerra. Podría haberse quedado allí. No lo llamaron. No tenía la obligación de presentarse. Pero se autoconvocó. “Yo quiero ir”, dijo. Y fue. Esa decisión marcó el resto de su vida.

    Lo destinaron a una zona tan inhóspita como clave: el aeródromo de Pradera del Ganso, en la isla Soledad. Allí, entre turbales y viento helado, se improvisó una base aérea con catorce IA-58 Pucará. Las condiciones eran extremas. La pista, corta y blanda. El combustible, escaso. Pero la voluntad, intacta.

    El 21 de mayo, en plena operación de desembarco británico en San Carlos, participó en una misión de reconocimiento. Apenas cruzaron el estrecho, los tres aviones argentinos fueron interceptados por Sea Harrier ingleses. Su Pucará fue alcanzado. Tomba logró eyectarse y sobrevivió. Un helicóptero argentino lo rescató, pero días después fue capturado por los británicos. Pasó diez días prisionero, en condiciones durísimas. Volvió, y nunca dejó de contar lo que vivió. No por rencor, sino por memoria.

    Después de la guerra, asumió como jefe del Grupo Aéreo IV de Cazas. Pero su lucha más profunda fue otra: mantener viva la causa Malvinas. Lo hizo en escuelas, auditorios, universidades, actos oficiales, y en charlas pequeñas y grandes con la misma pasión. En abril de 2021, la Asociación de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UNCuyo lo nombró miembro honorario. Lo respetaban jóvenes, veteranos, militares y civiles por igual.

    Junto a su amigo y camarada Lucio Candia integró un grupo llamado “Del corazón a las palabras”, con el que recorrieron buena parte del país. Llevaban un mensaje claro: “Malvinizar”. Es decir, transmitir, contar, educar. Que no se olvide. Que no se distorsione.

    Carlos Tomba también fue parte activa de la Federación Cuyana de Veteranos de Malvinas, donde ocupó el cargo de tesorero. En todo lo que hizo puso la misma seriedad y entrega con la que se subió a su avión rumbo al sur hace más de cuarenta años.

    Le sobreviven su esposa María Susana Puga, sus tres hijos –Carlos Ramiro, Carolina y Milagros– y ocho nietos, que heredarán el ejemplo de un hombre que nunca se quedó en la comodidad de su lugar, que no miró para otro lado y que defendió con hechos aquello en lo que creía.

    Murió Carlos Tomba, sí. Pero no se va del todo. Porque hay vidas que no terminan con la muerte, sino que se multiplican en cada relato que inspira, en cada joven que escucha su historia, en cada bandera argentina que flamea en las islas.

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