El cuerpo hallado en Papagayos era de Federico Verazzi

    El joven de 34 años había desaparecido el 13 de abril en Godoy Cruz. Su cuerpo fue encontrado nueve días después en una zona de difícil acceso en los cerros de Papagayos. La investigación sigue abierta y se esperan los resultados de la necropsia para conocer cómo murió.

    Provinciales29/04/2025 Expreso Mendoza

    Federico Verazzi tenía 34 años. Salió de su casa una noche de abril, como tantas otras veces, y nunca volvió. Su desaparición movilizó a familiares, amigos y a una comunidad entera que durante nueve días buscó con desesperación alguna pista que permitiera dar con su paradero. El miércoles 22, en una zona agreste de Papagayos, su historia terminó de forma trágica y todavía rodeada de incógnitas.

    Fue un grupo de jóvenes el que, sin querer, descubrió el final. Exploraban los cerros del oeste mendocino cuando, entre piedras y arbustos, encontraron un cuerpo en avanzado estado de descomposición, tendido al pie de un acantilado, cerca de un cauce seco. La escena, tan cruda como inesperada, quedó registrada en un video que rápidamente llegó a la Policía a través del 911.

    Aquel cuerpo, vestido con jeans, zapatillas negras y una campera oscura, no podía ser identificado a simple vista. Había pasado varios días expuesto al sol, al viento y al olvido. El rostro, irreconocible, obligó a la fiscalía a ordenar pericias genéticas. No hubo lugar para dudas cuando los análisis confirmaron que se trataba de Verazzi, el mismo que había salido de su casa en el barrio Bancario de Godoy Cruz el domingo 13 a las 21.30 y al que no se volvió a ver con vida.

    Su familia, en ese lapso, había recorrido campos, espejos de agua y hasta zonas de montaña en Cacheuta, Potrerillos y Puente del Inca. Difundieron su imagen por todos los medios posibles: Federico medía 1,75, era delgado, de piel blanca, pelo castaño corto. Vestía de negro y se creía que iba en una bicicleta con detalles amarillos. También tenía tatuajes y cicatrices en los brazos. Nadie logró ubicarlo.

    Un dato inquietó especialmente a su entorno desde el primer momento: la forma en que se despidió esa noche de su madre. Un abrazo más largo de lo habitual, más sentido, que ahora, con el diario del lunes, parece haber sido un adiós.

    La investigación está en manos del fiscal Gustavo Pirrello, quien espera los resultados de la necropsia para saber qué pasó. Las hipótesis están todas sobre la mesa. No se descarta ninguna, aunque en las primeras horas, los peritos mencionaron que podría tratarse de un suicidio. Pero aún es pronto para cerrar la historia con certezas.

    Federico Verazzi era uno más. Un joven que salía a andar en bicicleta cada noche, como parte de una rutina tranquila. Su madre lo describió como alguien sensible, con hábitos firmes, y sin razones aparentes para desaparecer así, de un momento a otro. Ahora, ella y el resto de la familia enfrentan el peor de los finales, pero también la necesidad de saber por qué. Porque a veces, encontrar el cuerpo no alcanza: hace falta también reconstruir lo que llevó hasta allí. Y en este caso, el silencio de los cerros todavía no ofrece respuestas.

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