El dolor por la muerte de un joven terminó en furia e incendio en Las Heras

    Una tragedia vial terminó en violencia desatada en el barrio Mathiu de Las Heras: tras la muerte de un joven en un accidente provocado por un caballo suelto, vecinos enfurecidos incendiaron la casa del presunto dueño del animal. La escena, cargada de dolor y furia, dejó al descubierto una vez más el abandono y la falta de respuestas en una comunidad harta de esperar justicia.

    Provinciales02/05/2025 Expreso Mendoza

    En el corazón del barrio Mathiu, en Las Heras, la tragedia irrumpió de forma abrupta y desencadenó una noche de furia y descontrol. Todo comenzó con un accidente: un caballo suelto en la vía pública, un joven vecino en el lugar y un desenlace fatal. El equino, que circulaba sin control, provocó un siniestro vial que terminó con la vida del muchacho. La noticia corrió rápido entre las calles polvorientas del barrio y, con ella, creció una tensión que no tardó en estallar.

    Con el dolor todavía fresco, una multitud —compuesta por familiares, amigos y vecinos del joven fallecido— decidió tomar la justicia por mano propia. En cuestión de horas, una turba de alrededor de 60 personas se congregó frente a una vivienda: la del presunto dueño del caballo. Entre gritos de indignación y reclamos encendidos, el enojo se volvió incendio. Literal. El grupo prendió fuego la casa, que ardió hasta quedar completamente destruida. No hubo detenidos al cierre de la jornada, pero sí una sensación de que el barrio cruzó un umbral peligroso.

    No es la primera vez que Las Heras vive una escena así. En los últimos meses, los accidentes provocados por animales sueltos y las reacciones violentas de la comunidad han puesto en jaque tanto a las autoridades como al tejido social. Lo que comienza con una desgracia muchas veces termina con otra, como si el dolor no encontrara otro camino que el de la venganza.

    Ahora, mientras la justicia intenta reconstruir los hechos y deslindar responsabilidades, el barrio Mathiu amaneció con cenizas donde antes había una casa, y con una comunidad partida entre la bronca, la tristeza y el miedo. Una mezcla peligrosa, en un lugar donde cada vez cuesta más encontrar respuestas y sobran las heridas abiertas.

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