Mendoza se reordena al ritmo de Milei y el poder silencioso de Petri

    La política mendocina atraviesa una reconfiguración acelerada ante la influencia creciente de Javier Milei y el ascenso estratégico de Luis Petri, el ministro de Defensa con raíces radicales y respaldo libertario. En medio de tensiones internas, alianzas impensadas y afiliaciones demoradas, todos los caminos parecen conducir al mismo centro de gravedad: el poder presidencial.

    Provinciales13/05/2025 Expreso Mendoza
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    A esta altura del mandato de Javier Milei, parece que el propio presidente ha sido desbordado por su estilo. Lo que en tiempos de campaña funcionó como una fuerza arrasadora e inasible, casi mágica, ahora parece necesitar canalización política concreta. Su figura, potente e indescifrable, continúa operando como un atractivo electoral, y eso se nota especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde el presidente le dijo sin rodeos a su vocero: “Adorni soy yo en la Ciudad”. La frase no fue solo una expresión de apoyo: fue una transferencia directa de capital político para influir en la elección legislativa del próximo domingo 18.

    En ese mismo juego de proyección presidencial aparece Luis Petri, el ministro de Defensa de la Nación. De formación radical y con una identidad liberal que lo acerca al ideario mileísta, Petri es uno de los elegidos del círculo íntimo del presidente y de su hermana Karina. Ese padrinazgo lo transforma en un actor con peso propio, aunque también lo ubica en una zona ambigua: incómodo para sectores del radicalismo tradicional y cada vez más cobijado en los espacios libertarios.

    Esta semana, al ser consultado sobre una posible afiliación a La Libertad Avanza —como ya hizo Patricia Bullrich, su excompañera de fórmula presidencial—, Petri eligió una respuesta estratégica: “Por ahora no”. La frase no cerró ninguna puerta. Por el contrario, planteó un escenario abierto en el que el objetivo es confluir con todos los sectores que compartan una base común: radicales, gansos y libertarios. La consigna es fortalecer al oficialismo con más legisladores en el Congreso, incluso si eso implica convivir con contradicciones internas.

    No es un escenario fácil. Los distintos sectores de la derecha no solo tienen matices, sino que algunos directamente se rechazan. En Mendoza, por ejemplo, el Partido Demócrata quiere un frente conservador y liberal sin radicales alineados con Alfredo Cornejo, a quienes llaman, con desprecio, “cornejistas”. La tensión no es menor: mientras algunos proponen acuerdos amplios, otros pretenden una pureza ideológica que parece difícil de sostener en un esquema electoral competitivo.

    Esa contradicción se potencia con los resultados recientes en provincias como Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, donde ganaron los oficialismos. En Chaco, los libertarios vencieron solo porque se aliaron con el gobierno local. Desde el radicalismo mendocino se interpreta que esa experiencia debe ser replicada. La lectura es simple: radicales y libertarios compiten por el mismo electorado, y si se dividen, pierden los dos. Solo una alianza evitaría que una tercera fuerza capitalice esa fragmentación.

    En ese tablero también juega Hebe Casado, la vicegobernadora mendocina y dirigente del PRO que coquetea abiertamente con La Libertad Avanza. Ya anticipó que se afiliaría al espacio de Milei, aunque lo haría “en dos semanas” en Buenos Aires. Esa demora levantó suspicacias en el PD, donde se preguntan si el anuncio no es más que un gesto táctico.

    Mientras tanto, desde el entorno de Petri se impulsa una estrategia electoral de “economía de escala”: concentrar las elecciones provinciales y nacionales el mismo día, el 26 de octubre, y compartir boletas. La idea es pragmática: unificar fuerzas para maximizar resultados. Pero eso requiere acordar muchas cosas, entre ellas quién encabeza el frente y qué espacios se quedan con qué lugares.

    Mercedes Llano, diputada nacional por el PD y parte del bloque de LLA, no quiere dejar pasar la oportunidad. Recordó en los medios que Petri podría competir como parte del espacio libertario, no como radical. Para ella, Mendoza necesita un frente liberal-conservador “puro”, sin populismos ni tibiezas ideológicas. En ese esquema, Petri encajaría sin problemas: es, según ella, un dirigente preparado, recto y con apoyo ciudadano. Solo falta que dé el paso.

    Así, en la política mendocina, las piezas siguen moviéndose alrededor de la figura omnipresente de Javier Milei. Nadie sabe bien hasta dónde llegará su influencia, pero todos, incluso los que lo niegan, orbitan alrededor suyo. Por ahora, el cielo del poder está lleno de señales libertarias. Y muchos miran hacia arriba, esperando ser tocados por alguna de ellas.

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