El papamóvil del Papa Francisco será una clínica para niños heridos en Gaza

Como último gesto de compasión, el Papa Francisco donó su papamóvil para que sea transformado en una unidad médica móvil destinada a asistir a niños heridos en la Franja de Gaza. El vehículo, símbolo de paz durante su pontificado, ahora llevará alivio en medio del horror de la guerra.

Mundo05/05/2025 Expreso Mendoza

El último gesto de amor del Papa Francisco no se expresó con palabras, sino con ruedas. Como última voluntad, el pontífice decidió donar uno de sus papamóviles para que sea transformado en una clínica móvil destinada a atender a niños heridos en la Franja de Gaza. Una decisión cargada de simbolismo, fe y ternura, en un momento en que la región enfrenta una devastadora crisis humanitaria.

El vehículo, utilizado por Francisco durante su histórica visita a Tierra Santa en 2014, había quedado en Belén como un emblema de paz. Ahora, ese mismo automóvil será reacondicionado por Cáritas Jerusalén en colaboración con Cáritas Suecia, con el objetivo de llegar allí donde los hospitales ya no pueden: a los rincones más castigados de Gaza, donde la guerra ha dejado a miles de niños sin acceso a atención médica básica.

La unidad médica contará con instrumental de diagnóstico, kits de pruebas rápidas, vacunas, oxígeno, suturas, jeringas, refrigeradores para medicamentos y otros insumos vitales. El vehículo también será equipado con ventanas a prueba de explosiones, una decisión inevitable en un territorio donde la vida pende de un hilo. Según confirmaron desde las organizaciones a cargo del proyecto, por ahora, la iniciativa está detenida a la espera de que se habilite el ingreso humanitario a Gaza, bloqueado desde hace más de un año y medio.

La donación de este vehículo trasciende lo práctico. Es un acto profundamente espiritual, coherente con el pensamiento y el estilo de Francisco, un papa que hizo de la compasión su bandera. En más de una ocasión, el pontífice calificó a los niños como “rostros sagrados”, y solía repetir que cada niño es “una esperanza que hay que cuidar, no un daño colateral de la guerra”.

Incluso en los últimos meses de su vida, mientras se encontraba hospitalizado por una infección respiratoria, el Papa se mantenía en contacto diario con la parroquia católica de Gaza, la Sagrada Familia. Para él, esos llamados eran una manera de abrazar espiritualmente a una comunidad acorralada por la violencia.

Ahora, su legado recorre otro camino, más literal, pero no menos simbólico: el de un papamóvil convertido en hospital, que llevará no solo medicamentos y cuidados, sino también consuelo y esperanza. No será sólo una ambulancia blindada, será una señal viva de que la compasión puede ser también acción concreta.

El papamóvil del Papa Francisco volverá a rodar, esta vez sin escoltas ni multitudes, sino entre escombros y llantos. Y en ese recorrido final, quizás encuentre su verdadero propósito: estar cerca de los que sufren, como siempre quiso él.

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