La Cámpora cambia de piel en Mendoza: ahora se esconde detrás de "Unidad Popular"

    Con el sello de "Unidad Popular", La Cámpora intentará regresar al ruedo electoral en Mendoza sin mostrar su verdadero rostro. El partido fue usado por figuras tan dispares como Enrique Thomas, los Rodríguez Saá, Guillermo Amstutz y Jorge Difonso. Ahora, el kirchnerismo duro apuesta a ese envase reciclado para reinsertarse en una provincia que le viene dando la espalda hace años.

    Provinciales16/05/2025 Expreso Mendoza
    Screenshot_20250516-140838-835

    En Mendoza, donde el kirchnerismo atraviesa su peor momento en décadas y el PJ se debate entre el colapso y la resignación, La Cámpora reaparece en escena con una jugada que ya genera escozor hasta entre sus propios aliados. Para las elecciones de 2025, la agrupación comandada por Anabel Fernández Sagasti utilizará el sello Unidad Popular, un partido que supo servir a figuras que están en las antípodas del ADN camporista.

    El camuflaje no es casual. La marca "La Cámpora" en Mendoza está desgastada, asociada a derrotas, cargos digitados y una política juvenil que envejeció sin renovarse. La pérdida de sus últimos espacios reales de poder —como el IES de San Martín— fue apenas el síntoma más visible de un derrumbe que se arrastra hace tiempo.

    Pero lo que más llama la atención de esta movida no es el intento de reciclaje en sí, sino la elección del envase. Unidad Popular no es un sello nuevo ni ajeno al pragmatismo político: fue utilizado por Enrique Thomas, por los hermanos Rodríguez Saá, por Jorge Difonso y hasta por Guillermo Amstutz, todos dirigentes que transitaron caminos bien distintos —y en algunos casos, contradictorios— al kirchnerismo duro.

    ¿Cómo justificar ahora que La Cámpora, férrea defensora del “modelo nacional y popular”, comparta estructura con espacios que en su momento fueron aliados de Menem, del PJ disidente o incluso del macrismo provincial? ¿Qué queda del relato cuando se lo somete a esta alquimia electoral sin pudor?

    La explicación es simple: supervivencia. En medio del rechazo creciente que genera el kirchnerismo en Mendoza, el operativo “borrón y cuenta nueva” incluye borrar el nombre, la historia y hasta las alianzas previas. Unidad Popular, con su aspecto inocuo y genérico, parece el vehículo ideal para intentar volver al ruedo sin asumir los costos del pasado.

    Sin embargo, este intento de mutación genera ruidos incluso dentro del propio PJ. Muchos lo ven como un intento de colarse por la ventana luego de haber sido desalojados por la puerta. El kirchnerismo mendocino no logra construir una alternativa propia ni liderar nada dentro del espacio peronista, y ahora pretende reconvertirse desde otro sello como si la sociedad no se diera cuenta.

    Lo cierto es que, por más que se disfracen, los nombres pesan. Y Unidad Popular arrastra consigo una historia de usos múltiples que van desde el conservadurismo disidente hasta el populismo criollo, pasando por el oportunismo más ramplón.

    La Cámpora no cambia: se esconde. Y en Mendoza, donde la gente ya tiene el radar afilado para detectar humo político, eso puede costar más caro que decir la verdad.

     

    Te puede interesar
    Lo más visto