Proyecciones de crecimiento en medio de incertidumbres económicas

    El Gobierno argentino mantiene la proyección de un 5,5% de crecimiento económico para 2025, pero la incertidumbre sobre la implementación del nuevo programa económico y los riesgos externos generan cautela entre los analistas privados. A pesar de las expectativas positivas, se prevé una posible desaceleración en el corto plazo debido a la inflación y la volatilidad cambiaria.

    Nacionales26/04/2025 Expreso Mendoza

    El Gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI) coincidieron en mantener la proyección de crecimiento económico para este año en 5,5%, un dato que en principio trae algo de alivio en medio de un escenario regional complicado. Sin embargo, las dudas persisten. Mientras las cifras oficiales muestran optimismo, en el sector privado las expectativas son más cautelosas: analistas y consultoras comenzaron a revisar a la baja sus estimaciones, atentos a la incertidumbre que genera la implementación de la nueva etapa del programa económico.

    Parte de esa expectativa oficial positiva se apoya en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), una herramienta que busca atraer capitales superiores a los 200 millones de dólares mediante beneficios fiscales, cambiarios y administrativos. Para el Gobierno, este plan podría convertirse en un motor que impulse la actividad y acelere la recuperación. Pero entre los economistas privados hay matices: si bien reconocen que algunos sectores como el energético y el financiero ya empiezan a mostrar signos de reactivación, advierten que en el corto plazo podría haber una caída en la actividad económica, con una recuperación recién hacia el tercer trimestre.

    La situación interna no ayuda a disipar las tensiones. En marzo, la inflación volvió a encender las alarmas al alcanzar el 3,7%, el registro más alto de los últimos siete meses, y acumulando un 55,9% interanual. Aunque el Gobierno insiste en que el proceso de desinflación se mantiene, la presión sobre los salarios y el consumo golpea directamente en el poder adquisitivo de la población. En este marco, el riesgo de un escenario de estanflación —una combinación de recesión económica con inflación persistente— no es descartado por los analistas, que también alertan sobre el impacto social que esto podría tener en los próximos meses.

    A todo esto se suman factores externos que amenazan con complicar aún más el panorama: la suba de las tasas de interés internacionales, la caída en los precios de los commodities y un contexto global que se muestra cada vez más volátil, especialmente para América Latina. El FMI, de hecho, recortó su proyección de crecimiento para la región en 2025, afectada sobre todo por la contracción prevista en la economía mexicana.

    Con este telón de fondo, el desafío para la Argentina es doble. Por un lado, sostener el crecimiento esperado en un entorno internacional adverso; por el otro, lograr que las inversiones que promete el RIGI no terminen concentradas sólo en sectores extractivos o generen impactos ambientales y sociales no deseados. La apuesta está hecha, pero el camino está lleno de obstáculos y las tensiones no están ni cerca de disiparse.

     

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