La necropsia reveló lesiones por caída en el caso de Franco Outeda

    El cuerpo del joven de 32 años fue hallado por su padre en un zanjón de Las Heras tras varios días de búsqueda. El informe preliminar forense indicó escoriaciones compatibles con una caída, pero la causa de muerte aún no está determinada y la Justicia no descarta ninguna hipótesis.

    Provinciales14/05/2025 Expreso Mendoza
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    La muerte de Franco Gustavo Outeda sigue envuelta en un espeso manto de misterio y dolor. Tenía 32 años, una vida por delante y una familia que, hasta el martes por la tarde, no perdía la esperanza de encontrarlo con vida. Fue justamente su padre quien lo halló sin signos vitales, tirado en un zanjón detrás de la finca González, cerca del barrio Boulogne Sur Mer, en Las Heras. La búsqueda desesperada que la familia había iniciado por su cuenta terminó de la forma más amarga.

    Franco había desaparecido durante la madrugada del sábado 11 de mayo, luego de salir inesperadamente de la casa de su suegro, en el barrio Jardín del Challao. Según relataron sus allegados, había estado consumiendo alcohol y drogas, y de un momento a otro decidió marcharse. Desde entonces no hubo noticias suyas. Ni llamados, ni mensajes, ni rastros. Solo incertidumbre, angustia y un enorme operativo familiar desplegado por distintas zonas del departamento.

    El hallazgo del cuerpo fue un golpe seco. Estaba en decúbito dorsal, semisumergido en una mínima cantidad de agua, con la misma ropa que vestía al momento de su desaparición. A simple vista, los peritos observaron escoriaciones en el rostro y el torso. Días después, el Cuerpo Médico Forense confirmó que esas lesiones eran compatibles con una caída. No había cortes, ni disparos, ni signos evidentes de una agresión externa. Pero tampoco, al menos por ahora, se puede afirmar que la muerte fue accidental.

    La causa está en manos de la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, quien, aunque mantiene la carátula como "averiguación de muerte", no descarta ninguna hipótesis. La justicia se encuentra a la espera de los estudios anatomopatológicos, que podrían demorar varias semanas, y que serán claves para establecer con precisión qué ocurrió con Franco.

    Por ahora, la única certeza es la ausencia, el vacío que deja su muerte. La familia exige respuestas y sobre todo, claridad. Quieren saber si su caída fue realmente un accidente o si hubo algo más. Mientras tanto, Las Heras mira con atención una historia que podría ser la de cualquiera. Porque Franco era un pibe más, de esos que a veces se pierden un rato, pero que todos esperan ver de regreso. Esta vez, el final fue distinto. Y duele.

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