Mendoza ante el 24 de marzo entre el recuerdo y la controversia

El 24 de marzo, en Mendoza, como en todo el país, se conmemora una fecha crucial en la historia argentina: el golpe de Estado de 1976 que marcó el inicio de una dictadura militar que se prolongó hasta 1983. Ese día, que se recuerda como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, es un recordatorio del sufrimiento que vivieron miles de mendocinos y mendocinas, víctimas de una represión sistemática que despojó a la sociedad de derechos fundamentales y dejó heridas que aún hoy no sanan.

Durante esos años oscuros, Mendoza no fue ajena a la violencia y a la persecución. La provincia fue un escenario de secuestros, torturas y desapariciones forzadas, con más de 200 personas desaparecidas, aunque las cifras exactas aún se debaten. Entre las víctimas más emblemáticas, se encuentran militantes políticos, sindicalistas y estudiantes, quienes fueron considerados "enemigos" del régimen o simplemente aquellos que se atrevieron a alzar la voz contra el autoritarismo.

 Uno de los casos que marcó a la provincia fue el de Raúl Godoy, militante peronista revolucionario, secuestrado en 1976. Godoy, como tantos otros, fue llevado a centros clandestinos de detención en Mendoza, donde fue torturado antes de desaparecer sin dejar rastro. Carlos Otero, otro joven militante, sufrió un destino similar. Secuestrado en 1977, su nombre sigue siendo uno de los más recordados por las familias mendocinas que buscan justicia por aquellos días de horror.

Pero la represión en Mendoza no solo afectó a quienes estaban en la militancia activa. En la provincia, las fuerzas represivas extendieron su accionar a estudiantes, trabajadores y personas que, sin tener vínculo con la política, se vieron atrapadas en la maquinaria del terror. Las fuerzas de seguridad se encargaron de difundir el miedo, y no importaba si la persona secuestrada tenía un perfil político claro: cualquier sospecha era suficiente para ser víctima de la dictadura.

A pesar del miedo, Mendoza fue un lugar de resistencia. Familias de los desaparecidos comenzaron a organizarse, aunque la represión se ensañó también con ellos. Las Madres de Plaza de Mayo Mendoza nacieron con el objetivo de exigir justicia, y sus marchas, llenas de dolor, se convirtieron en un símbolo de la lucha por la memoria. Su lucha no solo se limitó a la desaparición de sus seres queridos, sino que también abogaron por la apertura de juicios y la condena de los responsables de esos crímenes. La búsqueda de justicia, aunque lenta, comenzó a cobrar forma con el fin de las leyes de impunidad.r

Durante los años posteriores a la democracia, Mendoza fue sede de varios juicios a represores, y a pesar de los obstáculos, algunas condenas se lograron. El juicio Causa Unificación, iniciado en 2006, permitió que algunos represores fueran finalmente procesados, y en 2018, el juicio Causa Subzona 32 condenó a varios miembros de la policía provincial por su participación en los crímenes cometidos. Aunque estos juicios trajeron justicia a algunas víctimas, para muchos, la lucha por encontrar la verdad sigue siendo un proceso incompleto.

Cada 24 de marzo, Mendoza se llena de actos y marchas en recuerdo de las víctimas de la dictadura. En la Plaza Independencia, miles de personas se agrupan con fotos de los desaparecidos, pancartas con sus nombres y consignas por la justicia. Estas marchas no solo son un acto de recuerdo, sino una forma de reafirmar el compromiso de la provincia con la memoria y la lucha por evitar que se repita una historia de violencia y represión.

A pesar de los avances, el camino hacia la justicia no ha sido fácil ni rápido. Las familias de los desaparecidos, los sobrevivientes y las organizaciones de derechos humanos continúan luchando para que la memoria no se borre, para que los responsables de los crímenes no queden impunes y para que los jóvenes de hoy comprendan la importancia de recordar el pasado. La provincia de Mendoza, al igual que el resto del país, sigue construyendo una memoria colectiva que no se olvida, porque el olvido solo perpetuaría el ciclo de impunidad.

En este 24 de marzo de 2025, Mendoza renueva su compromiso con la memoria histórica. El dolor por los desaparecidos sigue siendo profundo, pero también lo es la esperanza de que, a través de la justicia, la provincia pueda finalmente encontrar paz. Y es que la memoria no solo es un acto de recordar, sino de construir un futuro donde nunca más se repita lo ocurrido. La lucha de Mendoza, como la de todo el país, sigue siendo por la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas.